Más tensión en Alcoa y Celsa: San Cibrao insiste en la parada y A Laracha se queda sin socio industrial

Los americanos aún no han reactivado el rearranque de la planta de aluminio primario, suspendido tras el gran apagón, mientras el grupo siderúrgico vuelve al punto de partido con respecto a su socio al descartar Criteria Caixa entrar en su accionariado

Un hombre durante una protesta de trabajadores de Alcoa, a 23 de noviembre de 2024, en Ribadeo, Lugo, Galicia (España)

Un hombre durante una protesta de trabajadores de Alcoa, a 23 de noviembre de 2024, en Ribadeo, Lugo, Galicia (España). Carlos Castro – Europa Press

La tensión se eleva en las grandes electrointensivas de Galicia, aunque por distintos motivos. Con más de 500 empleados en la fábrica de aluminio primario de San Cibrao, los trabajadores de Alcoa escrutan los movimientos de sus dueños, la multinacional de Pittsburgh y, ahora, de forma minoritaria, el holding Ignis EQT. Los americanos insisten en no reactivar el proceso de rearranque de las cubas de electrólisis, proceso que se interrumpió desde el gran apagón que sufrió la Península Ibérica el pasado 28 de abril. Mientras tanto, en A Coruña, los trabajadores de Celsa en A Laracha, más de 150, desconocen quién podría ser el nuevo socio industrial de los propietarios de la siderúrgica, después de que CriteriaCaixa diese marcha atrás en el acuerdo alcanzado con los fondos dueños de la compañía, obligados a encontrar un partner español.

Según el Plan de Viabilidad de Alcoa, pactado entre empresa y sindicatos, el 1 de octubre de este año el 100% de las cubas de electrólisis de la planta de aluminio primario de A Mariña lucense tenían que estar ya funcionando. Los propietarios de la fundición indica ahora, no obstante, que no van a cumplir con el acuerdo, aunque aducen causas de fuerza mayor que derivan del apagón.

Los americanos insisten en que hasta que no se conozcan con certeza las causas y las compensaciones que, a su juicio, deberían recibir las empresas, no puede exponerse a otro episodio de esta naturaleza. Y con esta argumentación, la empresa sigue cerrada en banda a reanudar el rearranque de las cubas. Esta misma semana, y tal y como adelantó Economía Digital Galicia, en una comparecencia ante analistas, la número dos de la compañía, Molly Beerman, vicepresidenta y directora financiera del grupo, indicó que, por el momento, la actividad en la fundición no se reanuda, a la espera de un estudio del informe sobre la causa del cero eléctrico que ya ha levantado las primeras ampollas entre Red Eléctrica y las compañías energéticas.

«No reanudaremos la operación de momento»

«No reanudaremos la operación de la fundición hasta que obtengamos respuestas de las autoridades gubernamentales sobre la causa raíz del corte de energía, así como sobre las correcciones que se están implementando para garantizar que no se repita; y hasta que comprendamos los mayores costes que se generarán si necesitan gestionar la red de manera diferente», insistió la ejecutiva.

El retraso en la reactivación de la factoría de aluminio primario hace, además, que desde la compañía hablen ya de la necesidad de revisar su plan de viabilidad. «Creemos que tendremos dos años difíciles como parte de nuestro plan de recuperación, este año y el próximo; sin embargo, esa estimación presuponía que la reactivación sería completa para finales de este ejercicio. Así que lo revisaremos con la evolución del mercado energético. Sin embargo, la fundición tiene la oportunidad de ser rentable», manifestó Beerman esta semana.

Aluminio Español, la sociedad tras la fundición de aluminio del complejo de San Cibrao cerró el pasado octubre su año fiscal con unas pérdidas netas de 85,5 millones de euros frente a los 112 millones de pérdida que se anotó en 2023.

Celsa Atlantic

Pero la incertidumbre en la gran industria electrointensiva gallega no es solo cosa de Alcoa. También se reproduce en A Laracha, en la planta de Celsa Atlantic, filial del grupo siderúrgico anteriormente en manos de la familia Riburalta y hoy bajo el control de los fondos acreedores, que han vuelto a la casilla de salida en su empeño por encontrar un socio industrial, que se haga con una participación de alrededor del 20% del grupo.

Para entender la situación hay que retrotraerse al momento en el que el grupo cambió de dueño. En la actualidad, Celsa está presidida por Rafael Villaseca y se encuentra bajo la batuta de financieras y fondos (Deutsche Bank, Attestor y Golden Tree, entre otros) que se hicieron con la propiedad en los tribunales. No obstante, la toma de control tuvo que pasar también el filtro del Gobierno debido al decreto antiopas. Fue en este marco en el que se establecieron una serie de obligaciones, como que los nuevos dueños debían introducir a un socio industrial con experiencia en el sector, de capital español y que se haga con una participación equivalente a un 20% del capital.

El pasado año, al iniciarse el mes de diciembre, Celsa anunció que comenzaba un proceso de búsqueda de socio tras sanear y adelgazar su negocio. En las quinielas estaban tres de las principales siderúrgicas del país: la gallega Megasa, la extremeña Cristian Lay y la vasca Sidenor. No obstante, tanto la particular crisis del sector del acero –debido en los últimos años a sus mayores costes, especialmente por los precios energéticos–así como el hecho de las negociaciones de Sidenor para acceder al capital de Talgo, hacían presagiar que la búsqueda de un socio no sería sencilla.

No obstante, contra pronóstico, a comienzo de abril, Celsa anunció que había alcanzado un principio de acuerdo con CriteriaCaixa, el holding inversor que gestiona el patrimonio empresarial de la Fundación La Caixa, para que se convirtiese en su socio mediante una ampliación de capital.

Pero las cosas se torcieron para Celsa. A finales de ese mismo mes, Criteria cesó a Ángel Simón como consejero delegado, nombrando vicepresidente a Francisco Reynés y levantando el pie del acelerador en lo que respecta a la entrada en el capital de empresas estratégicas.

Incógnitas sobre la mesa

El pasado día 11 de junio, Criteria y Celsa enviaron un comunicado conjunto indicando que el holding inversor descartaba finalmente entrar en el capital de la siderúrgica. La causa fundamental estaba en la rentabilidad de la operación a corto plazo y la dificultad, a priori, de recibir pronto pagos al inversor. Explicaron que el consejo de administración de CriteriaCaixa «ha analizado la operación en el marco de la situación económica, de los mercados financieros y del sector, y ha tenido también en cuenta el encaje de dicha operación en el plan estratégico de la Fundación La Caixa que se presentará próximamente, y especialmente en relación con la capacidad de sus participaciones en atender una política de dividendos sostenible a largo plazo«.

Tras este anuncio quedan distintas incógnitas sobre la mesa, ya que Celsa no ha hecho más manifestaciones al respecto. La compañía no ha indicado, de momento, que haya reiniciado el proceso de búsqueda de un socio industrial, algo que, a priori debería en base a los compromisos adquiridos por los actuales accionistas frente al Gobierno.

Eso sí, a preguntas de Economía Digital Galicia, fuentes de la compañía indican que, en cualquier caso, en esos compromisos con el Gobierno no se estableció ninguna fecha tope para encontrar al deseado socio industrial español.

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